lunes, 20 de noviembre de 2006

¿Cine en Arequipa?

Querer hacer cine en el Perú es la elección más quijotesca que se pueda tomar, por suerte siempre habrá quijotes y sanchos dispuestos a aventurar la vida por la libertad de este arte.
Que decir de Arequipa, nuestra ciudad, una ciudad con cuatro universidades, estudiantil, con un promedio elevado de cultura a comparación de otras en el Perú, aquí ¿ se hace cine?.
Hay varios grupos de jóvenes, gente dispersa que quiere y tiene algo que decir, algunos hacen cortos muy limitados, ensayos, pinitos con cámaras caseras, que exhibirán a sus amigos o los guardaran en el cajón del olvido.
Vuelvo a preguntar: ¿se hace cine en nuestra ciudad?, La respuesta es un rotundo no, Arequipa ciudad emprendedora, con fama de orgullosa y culta, no se interesa por el cine. Quisiéramos que esto cambie, que la gente produzca, que se deje a un lado el ansia por la grandilocuencia de ciertas películas que nunca se podrán hacer y que por suerte su valor artístico es inversamente proporcional a su valor económico.

Ahora la pregunta es: ¿por qué no se hace cine en nuestra ciudad?. La respuesta puede parecer obvia, dirán que no hay recursos, y el cine es el único arte donde el artista está prohibido de ser pobre.
El cineasta como todo artista no puede ser pobre- economicamente hablando-, pero ésta es una palabra amplia, y si alguien no tiene dinero pero tiene ideas, entusiasmo, creatividad, imaginación, amor al cine, una buena dosis de fe, categóricamente podemos respondernos que puede ser cineasta.
En este momento en que la tecnología ha a hecho accesible a cualquier hijo de vecino este arte considerado como elitista, algunas personas siguen pensando que hacer cine es algo inalcanzable; pero lo que mas entristece es cuando vemos a muchos jóvenes en nuestra ciudad que no les interesa hacer cine porque no han tomado conciencia de la importancia que tiene, no conocen el cine como arte y su fuerza poderosa para reafirmarnos como seres humanos individuales y formarse un alma propia, mostrarse en sus conflictos y esperanzas, conocerse, aprender a quererse, forjar el alma de un pueblo.

¿Qué podemos hacer los amantes del cine para cambiar la situación? ¿Habrá alguien que crea en nosotros?.
Podemos y debemos formar grupos de resistencia, emprender, abrir el camino, ser los pioneros de algo trascendental: Ser. Tú que lees esta especie de ensayo o alegato, y quieres hacer algo; hagamos fuerza, ¿quieres seguir siendo habitante de un país que no tiene imagen, que no refleja nada, que no se conoce, que no es capaz de verse a si mismo, de analizarse y mostrarse, que no es capaz de crear ficciones que provienen de su acervo, de el aire y el ambiente que respira cotidianamente.
¿Por qué queremos hacer cine francés, norteamericano, o coreano,? ¿Por qué no hacer cine peruano o cine arequipeño?. Soñar no cuesta nada escribirlo tampoco, motivarnos cuesta un cierto esfuerzo, creer en nosotros mucho mas. No pongamos de excusa el dinero, todo nace del papel y lápiz, una buena película nace solo de recursos intelectuales.
Pero ¿qué es una buena película?. Si logramos ser diferentes estaremos mas allá de esa pregunta.
Podemos subvertir el sistema, arremetamos con nuestras imágenes contra los que dicen que no podemos, no importa al principio las limitaciones técnicas, lo importante es tomar un cámara y hacer, decir algo, algo nuevo.
¿Qué pasa con nuestra ciudad?, ¿ Dónde están los jóvenes que quieren decir algo?, ¿ Por qué no tienen la fe?
No seamos directores de cine sino realizadores, hacedores, creemos mundos en siete días o menos.
En Puno o Ayacucho se produce; dirán algunos críticos que ese cine esta preconcebido para ser apreciado en un contexto, que no tendrá valor mas allá de sus fronteras, además que adolece de muchas deficiencias estéticas y está echo para la taquilla local, pero acaso eso no es lo que sucede con el cine peruano en general, quiero decir el cine limeño. Por otra parte que derecho tiene una ciudad a opinar y criticar “ese” cine sino ha hecho absolutamente nada.
¿Por donde partir? La respuesta es - ya que no tememos nada - partir de cero, partir sabiendo que si no tenemos una cámara podemos hacer viñetas con papel y lápiz, hacer el guión y la película en nuestra mente. Con las imágenes lo más claras posibles, luego escribir el guión, debatirlo, reestructurarlo ser exigente pero por sobre todo tener una sana obsesión de ser diferente sin ir por el camino del snobismo, lo cual es difícil. Sacudámonos del aletargamiento, prestémonos una cámara, pidamos a conocidos que actúen, editemos donde el amigo.
¿Es esto hacer cine? Tal vez no, pero quien puede juzgarnos, toda comparación es una ofensa, con lo poco que tengamos si hacemos algo diferente jamas podrán compararnos porque no habrá punto de comparación, seremos marginales del cine y eso a mucha honra, seremos realizadores.
Hagamos pequeños festivales para exhibirlas o subámoslas a internet, debatamos, hagamos una retroalimentación de ideas, critiquemos para seguir mejorando, no seamos como los escritorzuelos snobs que abundan en la ciudad y que por publicar un libro de poemas se solazan en una fama relativa, se regodean, se autosatisfacen y lo peor es que se aletargan, ya no crean, y no mejoran. Lo mejor de partir de cero es que solo queda subir, ir mejorando. Debemos buscar gente que nos apoye que crea en nosotros, si tenemos el espíritu, la sensibilidad, la convicción y buenos guiones; el financiamiento llegará por añadidura y nadie podrá pararnos.

sábado, 18 de noviembre de 2006

madeinusa

MADEINUSA

Madeinusa cuenta la historia de una mujer que vive en un pueblo olvidado de la sierra, con su hermana y su padre; se acerca el tiempo santo, en el que Cristo muere, está permitido todo y el pueblo se abandona al desenfreno, un desenfreno natural en el que no hay lugar para remordimientos y nada está prohibido, en esos momentos llega al lugar un foráneo, alguien que interfiere en la vida de Madeinusa y que ella ve como una salida hacia otro lugar. Ella se siente saturada y hastiada de su pueblo, mas no siente amenaza alguna, para ella todo lo que pasa allí es normal, no quiere huir por lo que sucede en su pueblo, mas que la huida del lugar en donde se encuentra es la expectativa por un lugar que no conoce (Lima) y del que tiene algunas noticias. Ese mundo en el que se encuentran las muñecas que ella tanto ama es lo que le atrae profundamente, lo que obsesiona a Madeinusa; ella quiere ir a toda costa a donde un día fue su madre de la que conserva unos aretes, es fetichista y por los objetos que ama podrá cometer las peores atrocidades, tal vez ella va a Lima en busca de un cajón de objetos maravillosos, eso es lo que la motiva

En donde falla rotundamente la película es sin lugar a dudas en el personaje extranjero, es un personaje carente de alma, profundidad de los otros. Se siente incómodo, y es razonable que se sienta así en un pueblo extravagante, pero su incomodidad llega a saturar y no se transforma nunca en algo más interesante, no enriquece la trama en absoluto, no complica, no reclama, no subvierte, solo deambula por las calles del pueblo y es testigo de lo que pasa ¿entonces para qué está?. Ese simple rol de “salida” para Madeinusa no es suficiente, es un personaje pasivo que llega al letargo, hasta a la hora de hacerle el amor a Madeinusa es frío, desapasionado, sin iniciativa incapaz de conmovernos en un momento clave (Madeinusa esta ataviada como la virgen María), no está de mas decir el detalle que después del levantarse fugazmente a una virgen vestida de virgen (sueño de muchos) se disculpa por ello y se va cabizbajo. Claudia falló en la concepción de este personaje.

Los personajes del padre y la hermana son buenos en general, precisos, aportan lo que deben dar para la atmósfera de la película, uno con el hombre que tiene poder en el pueblo, con rasgos hipócritas, que domina ordena y temen, es lascivo y puede llegar a provocar visceralidad en el espectador.
La hermana es celosa, astuta, siempre vigilando a Madeinusa, parece mas cuerda que ella, llegamos a creer que tiene un plan secreto que espera su momento.
El incesto solo aporta un elemento perturbador en cierta medida, intuíamos ello desde el primer momento, cuando vemos acostados al alcalde y sus dos hijas, todos en ese pueblo parecen asumirlo con naturalidad, el único que debía escandalizarse (el extranjero) para variar no hace nada, solo mira, no increpa nada al padre, solo un insulso gesto de desprecio. El pueblo colabora en la atmósfera en forma aceptable, es cierto que hay algunos altibajos en las actuaciones de los extras, pero interfieren poco en la calidad de la película. Fue acertada la inclusión de canciones en quechua interpretadas por la misma protagonista
Se puede decir que no hay un momento que nos llegue a conmover al extremo, tal vez es allí donde esta la mayor debilidad de la película, en todo film debe haber momentos que hagan remecer, que sacudan nuestra alma que entró hace rato al juego del Director; en Madeinsa sólo se logran pequeños temblores.
Sin embargo es una película que merece verse, de la cual se puede hablar, y por ende escribir algo, que da materia para la especulación y el análisis, tal vez sea un homenaje a los fetiches, una alegoría a los objetos, una oda al valor relativo que cada uno tiene de ellos; es iconoclasta, cargada de simbolismo con interesantes toques surrealistas, con una mas que aceptable actuación y una excelente fotografía (pienso que se debió aprovechar mas los paisajes misteriosos de la Cordillera Blanca). Claudia Llosa se burla en buena onda de los objetos o costumbres que cada humano valora, su visión trasciende a ese pueblo sin nombre. Es el humano con sus respectivos fetiches y costumbres que se ve cuestionado, que debe preguntarse que es lo que es capaz de hacer por ciertos objetos entrañables.
El rollo racial, costumbrista regionalista se lo dejamos a ciertos sociólogos aficionados - especialmente de la capital- que se indignan cuando alguien tiene una visión nueva de lo que ocurre en las profundidades del Perú.

viernes, 17 de noviembre de 2006

El cine de Tarkovsky ( 1 )

Soñar con el pasado como una posibilidad; vencer las resistencias a la fe sólo para admitir el temor que nos provoca ver pasar la historia por la ventana de un tren que se parece al destino; contrastar la ilusión y la miseria con la misma facilidad que la luz y la sombra en sobrecogedoras imágenes llenas de humedad.

Como si fuera sangre, el agua cae, se acumula y refleja la luz que se agita en sus ondas cuando alguien se sumerge en la vida y la muerte con una cámara de cine como el mejor instrumento para descubrir las sutilezas de la existencia... Si, hablemos de Tarkovsky...