jueves, 31 de diciembre de 2009

petroleo sangriento


La película “Petróleo Sangriento” (2007) dirigida por Paul Tomas Anderson basada en la novela de Upton Sinclair “`Petróleo” (1927) , narra la historia de un avezado minero que a principios del siglo veinte en compañía de su hijo de doce años recorre los territorios del oeste norteamericano en busca del oro negro. Su visón, olfato o instinto y su firme voluntad lo llevan poco a poco ha adquirir territorios en muchos de los cuales encuentra el preciado hidrocarburo, sin embargo a medida que esto sucede y va adquiriendo más poder, en él se va dando una singular transformación que lo llevará a convertirse en un hombre totalmente deshumanizado y cuya única religión es el dinero.
Grafica su trasformación la escena en que debido a una explosión en uno de sus pozos su hijo que jugaba cerca pierde la capacidad de oír. Pese a que emplea todos sus recursos económicos no logra conseguir curarlo, Es allí, cuando lo ve un ser débil, minusválido, cuando se da cuenta de que su hijo no servirá para lo que tenia proyectado, vale decir: un ejecutivo del mundo del petróleo, entonces decide abandonarlo pues en este ámbito solo los fuertes y de reflejos rápidos serán los elegidos.
El hombre no cejará en su empeño de seguir acaparando dinero, de seguir anexando territorios que él sabe están nadando en petróleo y que paga a sus dueños como suelos para cazar codornices. Es visionario y en su mente ve oleoductos, más pozos y mas dinero; y para cumplir sus objetivos no dudará inclusive en hacerse bautizar en una religión que desprecia, en un estrambótico ritual, con el objeto de ganarse a la gente adormecida por un carismático líder religioso.
Su ansia de poder lo lleva, al engaño, la especulación e inclusive al asesinato.
La película y la novela critican el stablisment norteamericano, esa ansia de liderar que ha desnaturalizado la idea del “pioner” que era símbolo de valentía, de ser emprendedor, aguerrido y trabajador para convertirlo en una maquina de hacer dinero explotando recursos, expropiando, engañando y aplastando a los débiles.
Esta película ambientada en principios del siglo XX no podía mostrarse más actual con los problemas recientes y las discusiones en Copenhague de los países poderosos y los otros sobre el calentamiento global.
Lamentablemente Estados Unidos esta lleno de hombres petroleros o vampiros de recursos de esta estirpe deshumanizada.
Huelga saber que felizmente en ese país también hay gente como Sinclair o Anderson que se atreven mostrar a luz el problema y socaban de algún modo el camino errado que conduce a la humidad al descalabro final.